miércoles, 18 de marzo de 2009

Otra vez sol

La arena estaba demasiada sucia, el día anterior había llovido muchísimo y esto trajo toda la basura del barrio en el arenero de la plaza. Era un día normal como todos los días de agosto, el clima estaba cambiando y las estaciones del año dejaron de ser tan extremas.
La mañana de un nene de 5 años es despertarse temprano, desayunar la chocolatada (en toda mi corta vida el Nesquik es mejor que el Tody) acompañadas con sonrisas, mis galles preferidas y los super campeones en la tele, como método de distracción, para que mi mamá terminase de hacer sus cosas antes de llevarme cotidianamente a la plaza.
El día estaba nublado todavía con la resaca de ayer, pero con algunos agujeros de despeje. Desde que salimos de casa sabía que iba a ser un buen día, no tenía ganas de jugar en la arena húmeda, el día anterior había perdido a Manzinger Z, fue casi una catástrofe mundial ese acontecimiento; y para peor, mis amigos estaban todos de vacaciones. Apenas llegamos, me fui hasta un tobogán, el más alto, y empecé a tirarme para sentir ese vientito que me da cosquillas en el cuerpo cuando voy deslizándome. Creo que me tiré 12 veces, hasta que escuche su voz diciéndome “¿no te aburrís de jugar sólo, no querés que juguemos juntos?”. Debo confesar que tuve mucha vergüenza y tarde 10 segundos eternos en contestar,


- Bueno juguemos, ¿cómo te llamas? - fueron mis primeras palabras.
- Antonela – me dijo, era hermosa, una nena con una sonrisa preciosa, con un vestidito color salmón y sandalias negras, ah y una mochila pequeña muy bonita.
- Yo me llamo Lautaro ¿Y a qué te gustaría jugar? – le pregunte.
- mira, yo tengo un juego que esta buenísimo, pero me tenés que prometer que vas a seguir las reglas del juego estrictamente, sin hacer trampas – me dijo.
Me quedé intrigadísimo, no sé con que iba a salir, pero mas a allá del juego, no podía dejar de mirarla, era encantadora, se movía para todas lados, cantaba, bailaba mientras me trataba explicar. De pronto sacó dos hojas, dos lápices rojos y me dijo:
- bueno cada uno va a dibujar un corazón, pero mira que hay que esmerarse, un lindo corazón ehh!!, cuando lo terminemos, vos te vas a llevar mi corazón y yo me llevo el tuyo, y cada uno lo tiene que cuidar, le dibuja lo que quiere, flores, golosinas, música. Y cada vez que nos encontremos en la plaza lo traemos y nos fijamos como cada uno cuido el corazón del otro, que te parece?
Me había parecido el juego mas fantástico del mundo, ella ya en ese momento había llegado al grado del encanto, así que acepté con todo gusto!.
Ella se puso contenta con mi confirmación del juego y prometió cuidar mi corazón como nadie lo había cuidado, entonces le agarré la mano y le dije, “voy a dar la vida por tu corazón, lo juro, la voy a defender con mi espada y todo lo que tengo”
Después de terminar los dibujos, cada uno guardo el corazón del otro, ella en su mochila y yo en mi bolsillo delantero de mi jardinero.
Ya era tarde, pero antes de que ella se fuera me pregunto, vos sabes la canción del “tren de la 5 de la tarde”?,
- no, le respondí.
- mira empieza así “espero el tren de la cinco... un señor le dijo a otro señor....que en el tren de las 5 de la tarde hay un vagón cargado de mmmm...”
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Escrito por SIMÓN (caballero de la LL)
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Si me das tu amor (
Serú Girán)

Si me das tu amor, ya no quiero más que eso
si me das tu amor, todo el resto se puede olvidar.
Si se oculta el sol, me ilumina el gusto de tus besos
si se oculta el sol, en tu cuerpo volverá a brillar.

Cuando estás conmigo todo lo que digo ya está de más,
todo lo que es triste para mi no existe queda atrás.

Si no es de a dos, veo al mundo andando en retroceso
si no es de a dos, los relojes pierden el compás.

Cuando estamos juntos ya no pregunto por qué luchar.
Todo asunto serio es menos que el misterio de tu mirar
Cuando estás conmigo todo lo que digo ya está de más
todo lo que es triste aunque sé que existe puede esperar.

Si me das tu amor, ya no quiero más que eso
si me das tu amor, todo el resto se puede olvidar.
Si me das tu amor, ya no quiero más que eso
si me das tu amor, no hay más nada que pueda desear.
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